Thursday, June 20, 2013

Monólogo por Camila Larrea --Mamá, fotos y recuerdos

Hace tres meses me mudé de casa; vivo sola. Mi madre decidió viajar a Quito para trabajar en lo que más le gusta: manualidades. Mi hermana, por otro lado, decidió dejar la universidad e irse a Galápagos, donde trabaja ahora.

En realidad pensé que vivir sola sería interesante. Aún recuerdo la emoción que sentí cuando mamá me dijo debería vivir “sola”. Pensé: ¡Genial! Ahora sí podré disponer de mi tiempo, nadie me dirá cuando lavar los platos, limpiar la casa, o a qué hora debo volver cuando salga en las noches. Ahora sí tendré tiempo para mí.

Pero parece que a mi mamá se le olvidó mencionar muchas cosas importantes antes de irse. ¿O fui yo quien debió preguntarle?
Vivir sola.

Cuando estas dos palabras se volvieron realidad, no tuvieron ninguna gracia. Especialmente en la cocina, para personas como yo que no sabemos cocinar casi nada.  Alimentarse sanamente es complicado o, mejor dicho, imposible. Recuerdo que los fines de semana mi mamá me llamaba desde la cocina para  que observara cómo hacía magia con sus manos.

Sí, Definitivamente es magia lo hace esa señora. Yo simplemente observaba por un momento cómo ella picaba los vegetales, y luego  regresaba a mi cuarto. En ese momento, el cómic que estaba leyendo era mucho más interesante que aprender a cocinar. Cuando me sentaba en la mesa, la comida estaba lista y sabía que  algún delicioso plato estaba esperando para ser digerido con gusto. Nunca imaginé que a la doña se le ocurriría emprender tremendo viaje de negocios. Nunca creí extrañarla tanto.
Y, bueno, aquí estoy. Cuatro meses viviendo completamente sola. Al menos hay amigos, el tiempo pasa y te acostumbras.

Mañana es día de cuentas. Debo pagar la luz, el agua, la internet y el alquiler. Tengo que tomar unas fotografías por la tarde y clases por la noche. Supongo que preparé sándwiches para la merienda, otra vez.

 

 

 

 

No comments:

Post a Comment