Thursday, June 13, 2013

Monólogo por Caricolis

Había vivido casi toda mi niñez y adolescencia entre la casa de mi abuela y la de mis padres. Mi abuela cuidaba de mí, durante los meses en los que mi mamá se encontraba en SOLCA, pasando por la recuperación de una operación para extraerle un tumor que ocupaba gran espacio en su pecho, para ser específica, al lado derecho de su corazón. Mi mamá hoy está viva, gracias a que la operación fue a tiempo. Yo apenas tenía cuatro años, cuando mi abuela me ayudaba con los deberes del kínder, y me cuidaba hasta que llegase mi papá del trabajo.
 
La única manera para que mis hermanitas y yo no reventáramos en llanto cada noche que mamá no estaba con nosotros, era saber que podíamos dormir junto a papá, todos en una misma cama. Solo así nuestro dolor y preocupación se aminoraban, aunque durante los dos meses de recuperación de mi mamá, nuestras noches eran de insomnio.
Mi mamá tiene cuarenta y nueve años, y ella sufre ahora por una enfermedad ajena. A mi abuela, de noventa y dos, le detectaron el mismo problema que tuvo mi mamá cuando yo era pequeña. Pero la diferencia es que mi abuela ya no tiene la fuerza de antes. Tememos lo peor.

Tal vez sobreviva a la operación. ¿Y si no?
A veces pensamos que los seres que amamos estarán para siempre con nosotros, pero en un momento inesperado el destino nos confirma que nadie tiene la vida asegurada.

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