La otra vez estaba desordenando mi cuarto. Pues sí, hay gente que
le gusta ordenar su cuarto, yo funciono al revés. No es que sea desordenado. Tampoco soy
organizado con mi vida; simplemente pienso que la vida tiene que dejarse llevar.
En fin, estuve moviendo las cosas, encontrando, por ejemplo, a los Restrepo que,
bien decía mi madre, estaban bajo mi cama.
Durante
el desorden de mi cuarto, me detuve particularmente en mi escritorio donde había
encontrado, nada más y nada menos que mi libreta de colegio. Quien diría que 4
años después de haber salido del colegio, encontraría mi libreta de
calificaciones. La abrí, que es lo que haría cualquier persona. Al abrirla me
quedé "wow". Parecía un arbolito de navidad. Incendiado, pero de navidad
igualmente. Todo era rojo. En ese momento, solo una pregunta salió de mi cabeza: ¿Por qué mi
padre no me había quitado el apellido? Con esas notas quizá yo lo hubiese
hecho. Ciertamente, me vinieron un montón de recuerdos acerca de mi época de colegio, pero les contaba
de mi cuarto.
De
hecho, encontré muchas cosas; de esas que uno no espera y no entiende qué hacen allí.
Encontré dos platos y tres cucharas. ¿Por qué? ¿Qué hacen
dos platos en mi cuarto? ¿Por qué no recuerdo haberlos subido? Y así, muchas cosas que no sabía
que estaban allí ni como habían llegado. Encontré dibujos, muñecos, cartas que había
escrito a mano cuando era niño. Y la pregunta era: ¿Por qué están ahí? ¿Por qué las guardé? ¿Por qué las personas guardamos cosas así? ¿Por qué yo lo hice? ¿Es que acaso mi yo actual se quería reír
de mi yo antiguo? ¿O mi yo futuro me va a hacer bullying? Realmente nunca encontré la
respuesta.
Quizá
iba en relación a aquel miedo que me hace dormir con un bate debajo de mi
cama. Pues sí, duermo con un bate debajo de la cama por si alguien viene a matarme
en la noche. Pero realmente mi miedo es que algún día haya una verdadera apocalipsis zombie.
Ciertamente, a mí no me van a morder. En fin, tuve el pensamiento de que, en caso
de que eso ocurriera, la gente también me recordaría como la
persona que algún día fui. El del bate de béisbol debajo de la cama.
Otra de
las cosas que descubrí fue que todas estas cosas, con el paso del tiempo, son las que me han
hecho ser quien soy. Los recuerdos son buenos. Y si los tienes a
la mano, mucho mejor, porque son los que te definieron.
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