Los torniquetes de la UEES. Son siempre
los responsables de que los estudiantes pierdan el bus. Sus sensores
defectuosos atrasan a más de un estudiante.
Aquel día, dos compañeros y yo habíamos
regresado de la casa de una amiga. Comimos unos deliciosos tacos. Al terminar,
debíamos regresar a nuestras casas. Decidimos tomar el último bus que sale de
la universidad, a las 10 de la noche. Faltaban dos minutos para que los buses
se fueran y, para alcanzarlos, decidimos pasar los tres juntos por el mismo
torniquete, creyendo que sería mas rápido.
Nos equivocamos.
Al hacerlo, solo provocamos unos minutos de desesperación, pues quedamos atrapados en él, mientras la gente se burlaba de nosotros. Finalmente, el torniquete se desbloqueó y nos liberó. Después de pasar este obstáculo, nos dimos cuenta de que nos faltaban dos torniquetes más para llegar a tiempo y tomar el bus. Como era de esperarse, aprendimos nuestra lección y pasamos cada uno con calma por los torniquetes.
Al hacerlo, solo provocamos unos minutos de desesperación, pues quedamos atrapados en él, mientras la gente se burlaba de nosotros. Finalmente, el torniquete se desbloqueó y nos liberó. Después de pasar este obstáculo, nos dimos cuenta de que nos faltaban dos torniquetes más para llegar a tiempo y tomar el bus. Como era de esperarse, aprendimos nuestra lección y pasamos cada uno con calma por los torniquetes.
Por unos segundos nos asustamos y creímos
haber perdido el bus. Para nuestra suerte, los buses seguían ahí y ahora
tenemos una anécdota más sobre los torniquetes de la universidad.
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